Nos separamos de nuestra Llama Gemela al nacer, cuando el alma que nos unifica se divide en dos hilos distintos que se expresan a través de nuestra mente física, mental y emocional en el plano físico.

Estamos inextricablemente unidos por el destino.

Ese vínculo se describe a menudo como un cordón de plata.

El cordón plateado se extiende desde nuestro chakra del corazón y sale por nuestro pecho, extendiéndose por el plano espiritual y conectando con el chakra del corazón de nuestra Llama Gemela.

Este cordón está custodiado por el destino (o la divinidad, los guardianes, hay muchas palabras que describen lo mismo) y es eterno e irrompible.

Existe con el propósito de ascender. Estamos tan inextricablemente ligados a nuestra Llama Gemela porque son nuestro camino hacia la unidad y la unicidad.

Por esta razón, el cordón de plata que conecta los chakras del corazón de las Llamas Gemelas nunca puede cortarse.

No en esta vida. No en la próxima.

Tiempos difíciles

Esto puede causar una verdadera angustia cuando la relación de la Llama Gemela es difícil y dolorosa.

Esta conexión intrínseca que compartimos con nuestra Llama Gemela significa que no podemos escapar al destino que compartimos, y cuando la relación es tumultuosa y dolorosa, podemos sentirnos traicionados por el destino.

Estos son los momentos en los que deseamos más que nada cortar ese cordón plateado que parece atarnos a nuestro dolor.

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Pero no podemos. Nuestra Llama Gemela es demasiado vital para nuestro viaje del alma como para que el universo nos permita cortar ese cordón.

Pero el destino conoce el dolor que experimentamos al estar tan conectados a una relación que es a la vez disfuncional y visceral, y el cordón de plata encierra las propiedades que nos permiten al menos aliviar ese dolor.

El cordón es, en cierto modo, elástico.

Permite empujar y tirar, para una distancia más significativa entre las Llamas Gemelas.

Así que, aunque no podemos cortar ese cordón de plata, podemos alejarnos durante un tiempo de nuestra Llama Gemela. A menudo, de hecho, se supone que debemos hacerlo.

Porque si bien la relación con la Llama Gemela es fundamental para nuestro viaje del alma, la separación de nuestra Llama Gemela también forma parte de ese viaje.

Si encontramos que nuestra relación con nuestra Llama Gemela es demasiado dolorosa, demasiado para manejarla.

Puede ser que aún tengamos lecciones que aprender en otra parte, que tengamos otras deudas kármicas que pagar antes de poder comprometernos plenamente con esta relación.

Y eso está bien.

Pero debemos tener siempre presente una verdad muy simple: la relación de la Llama Gemela es eterna, el cordón nunca se cortará.

De hecho, tenderá a unirnos de nuevo, acercándonos cada vez que necesitemos apoyo para avanzar en nuestro viaje del alma.

Lo que eso no significa es permanecer en una relación con nuestra Llama Gemela, romántica o platónica, cuando nuestro yo interior nos dice que es perjudicial.

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El destino no quiere que nos utilicen, que abusen de nosotros o que vivamos en una angustia constante. Las Llamas Gemelas se reunirán en esta vida o en la siguiente; no hay duda.